Casi quince años después de publicar su debut, “Something About Airplanes”, y empezar a perder la timidez entre himnos pop manufacturados al estilo de Built To Spill, melancólicas relecturas del rock universitario norteamericano e inesperados volantazos hacia la popularidad como el que protagonizaron con el mágico “Transatlanticism”, Death Cab For Cutie han recuperado la sonrisa. Tampoco es que la hubiesen perdido del todo, pero “Codes And Keys”, su último trabajo, se arrima de nuevo con romántica introspección y espléndidos estribillos a sus primeros trabajos, recuperando así un espíritu que se había emborronado en “Narrow Stairs” y “Plans”. Siguiendo la estela de “Transatlanticism”, los de Ben Gibbard regresan a los arreglos primorosos y las canciones desarmantes, el hábitat en el que mejor se defienden.